jueves, 29 de abril de 2010

A veces, primavera

Podría recomponer las noches con estrellas oxidadas, agotar todas las cunas y perder todos los viernes.
Silvar los gemidos que se oyen al retirar las cortinas, gotear la sequedad de las pestañas cobardes.
Acabar con el festín de cada colchón ausente.Voltear las carcajadas y beberme el lado frío.

Y también podría esconderme entre las rosas marchitas.

Pero a veces hay que levantarse
y vivir.


martes, 20 de abril de 2010

Más acá del bien y del mal

La vida no es ni una película de Disney ni un libro de Paulo Coelho. Ni el bien y el mal están definidos (no son una princesa y una bruja; un caballo alado y un dragón) ni el bien y el mal no existen, sólo son visiones distintas de una misma cosa (no, el relativismo más cínico a veces se equivoca). Los grises son muchos y diversos, más claros o más oscuros, pero se acercan peligrosamente a los extremos de esa línea imaginaria que, sí, dibuja el blanco y el negro.

A veces sí que hay malos y buenos. Aunque en nuestra sociedad exquisitamente racionalista nos esforcemos en pensar que eso es cosa de la infancia. A veces uno es malo, y lo sabe, y expía sus pecados con excusas (más o menos verosímiles) que pretenden tender un toldo de neblina sobre los ojos de los demás, cuando no sobre los suyos propios. A veces uno es bueno, y lo sabe, y se siente reconfortado porque es bueno y hace bien, aunque no siempre esto le reporte beneficios. A veces los buenos se vuelven malos y los malos se vuelven buenos. A veces hay buenos que pecan, y malos que se arrepienten.

A veces los malos son los que matan a un inocente. A veces los malos son los que no permiten a alguien investigar lo que es justo. A veces los malos son los que hacen sufrir a los buenos porque son buenos. A veces los buenos son los que colapsan los cielos para que no nos estrellemos. A veces los buenos son los que denuncian a los malos. A veces el bueno eres tú trayéndome el café. A veces la buena soy yo ayudándola a ella.

A veces no somos nada y sólo somos gris. Un gris que se matiza entre el blanco y el negro, como un juego dantesco de sombras. Pero el negro y el blanco permanecen, nos observan desde su caparazón infranqueable como testigos de sacrificios y de gulas, mostrándosenos de vez en cuando entre grises montañas, tan anodinas como numerosas. Y quien no sepa de ellos, que tire la primera piedra.

jueves, 15 de abril de 2010

Os nervos na lousa



Agardo as memorias do Pacífico,
camiñando núa na inocencia:
comida como unha gargallada
polo berce das gorxas.

Tremendo ao imaxinar, sequera,
o quedo son do atardecer,
a miña aperta, espida,
senlleira no escuro da lúa.

Agardo as memorias do Pacífico,
como un espantallo demente,
coa impaciencia consumida
e o resto da esmorga nos beizos.

Ás veces só con gañas de sorrir
e non dicir máis nada.

jueves, 8 de abril de 2010

Ver el tiempo pasar...



Y, al final, yo sólo quería ver el tiempo pasar, reducirse los caudales, agotarse los posfacios de todos los libros.
Recordar sin añoros, saborear lo que será, perderme en cualquier tacón que pasase en el momento. Poder vivir ahora y no después.

Al final, yo sólo quería ver el tiempo pasar, escaparse los bramidos, ahuyentar todas las lanas. Quería nuevo y nunca más. Perderme en el calor del estío que da paso a la hojarasca; pisar otras hojas, beberme otras líneas.

Sólo quería ver el tiempo pasar, susurrar lo que fue como una película antigua, ungir nuevas esperanzas.
Voltear el colchón y quitarle la polilla; quería ocaso, sonrisa, adiós.

Quería ver el tiempo pasar, cerrar la puerta, hacer ruido, no volverme. Cruzar todos los marcos; arrojar las tripas sucias; acariciar la vida, no rozarla.

Ver el tiempo pasar...