Silvar los gemidos que se oyen al retirar las cortinas, gotear la sequedad de las pestañas cobardes.
Acabar con el festín de cada colchón ausente.Voltear las carcajadas y beberme el lado frío.
Y también podría esconderme entre las rosas marchitas.
Pero a veces hay que levantarse
y vivir.

1 comentario:
Precioso, sin más.
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