martes, 20 de abril de 2010

Más acá del bien y del mal

La vida no es ni una película de Disney ni un libro de Paulo Coelho. Ni el bien y el mal están definidos (no son una princesa y una bruja; un caballo alado y un dragón) ni el bien y el mal no existen, sólo son visiones distintas de una misma cosa (no, el relativismo más cínico a veces se equivoca). Los grises son muchos y diversos, más claros o más oscuros, pero se acercan peligrosamente a los extremos de esa línea imaginaria que, sí, dibuja el blanco y el negro.

A veces sí que hay malos y buenos. Aunque en nuestra sociedad exquisitamente racionalista nos esforcemos en pensar que eso es cosa de la infancia. A veces uno es malo, y lo sabe, y expía sus pecados con excusas (más o menos verosímiles) que pretenden tender un toldo de neblina sobre los ojos de los demás, cuando no sobre los suyos propios. A veces uno es bueno, y lo sabe, y se siente reconfortado porque es bueno y hace bien, aunque no siempre esto le reporte beneficios. A veces los buenos se vuelven malos y los malos se vuelven buenos. A veces hay buenos que pecan, y malos que se arrepienten.

A veces los malos son los que matan a un inocente. A veces los malos son los que no permiten a alguien investigar lo que es justo. A veces los malos son los que hacen sufrir a los buenos porque son buenos. A veces los buenos son los que colapsan los cielos para que no nos estrellemos. A veces los buenos son los que denuncian a los malos. A veces el bueno eres tú trayéndome el café. A veces la buena soy yo ayudándola a ella.

A veces no somos nada y sólo somos gris. Un gris que se matiza entre el blanco y el negro, como un juego dantesco de sombras. Pero el negro y el blanco permanecen, nos observan desde su caparazón infranqueable como testigos de sacrificios y de gulas, mostrándosenos de vez en cuando entre grises montañas, tan anodinas como numerosas. Y quien no sepa de ellos, que tire la primera piedra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen texto :)

collige, virgo, rosas grises