miércoles, 10 de febrero de 2010

Insignificancia

Soy insignificante. Esa es mi única certeza.
Insignificancia rezumo por todos mis poros; soy aguardiente mal cerrado, picado por la viruela del destierro.
Qué insignificante soy.
Nada se mueve a mi compás, nadie estruja la maquinaria y se consuela con ver mis ojos en los atardeceres, porque soy insignificante, una más en este rebaño de invisibles.
Insignificante. Ninguna calle tendrá mi nombre y ningún papel alumbrará mis rasgos, porque lo soy: insignificante.
Nadie nos libra de la insignificancia. A veces, sí, pero, oh, no.
Me llaman por mi nombre, y resuena como un eco eterno entre las paredes de mi gruta; me reclaman, sí, pero luego tornarán sus costados y volverán a sus madrigueras, a su devenir constante y a lo que verdaderamente importa y significa.

Hoy, más insignificante que nunca, en una cama pequeña y hundida, rodeada de polvo y madrugares. Quién abrirá la ventana para intentar atisbarme, me pregunto; quién elige mi pensamiento como lecho de ilusiones. Quién penetra en mis oídos con palabras que acarician.

Qué significa significar.

Todo es una gran mentira.

4 comentarios:

javixu dijo...

Pues no estoy de acuerdo contigo :P
A ver si hablamos un día xD

Un besito

G. dijo...

Me pregunto si esos que tornan sus costados y vuelven a sus madrigueras no lo harán para, después, escribir en sus blogs cosas parecidas a estas, o sentir cosas similares.

Más que crecer, casi lo que prefiero es encontrarme a gusto con mi tamaño, y ya es bastante :)

Pequeñita, eres un tesorito ^^

teacher dijo...

Para mi eres lo más significante de la vida.

Anónimo dijo...

Es verdad, es todo una gran mentira.
Nos dijeron que teníamos que significar algo, pero ¿sabes? nadie significa nada.
No porque no importe o porque sea muy pequeño en el universo, sino porque entre esta maraña de cuerpos y almas, nada significa nada, solamente sucede. Sudecer y significar no toman el mismo camino.
Que mañana me levante y haga mis cosas no es precisamente definible, solamente es lo que me hace feliz.
Pero, muy a pesar de los diccionarios, feliz o triste no quieren decir nada. Ya no se si este texto es optimista o pesimista, pero me da igual.
Tampoco eso vale, optimismo o pesimismo.
A veces me gusta mirar por la ventana para mirar la calle, pero no porque busque la trascendencia de la vida, sino porque me gusta verla transcurrir fuera de mi mente.
Y quizás sea eso, irónicamente, el significado de todo esto.