domingo, 27 de septiembre de 2009

Dicotomías


Las ganas atrapan miseria
entre festejos
donde no se recoge el vino ni se
recitan heridas.
El dulce agosto gris, con-
tigo, y nuestras lunas; la serenidad,
y las fauces abiertas
del torbellino del miedo.

Todas las úlceras rotas
llevan los dedos entrelazados.

La ausencia de ritmo en
este baile de quietud mimosa.
Marchito el tiempo, tan joven,
espontáneamente calculado
su compás de vicio,
y los trotes elegantes de
la noche]
en el alféizar del ocaso.

Todo ha cambiado. La diferencia de
volver a lo mismo.


Y el primer último poema
desde hace mucho, mucho tiempo.

1 comentario:

David Rivero Camas dijo...

Hacía tiempo que no pasaba por aquí. (Ya lo sé, mal hecho) Te odio muy mucho cuando te leo.

Sé que te debo una invitación al cine.

:*