sábado, 20 de junio de 2009

En resumen


¿Qué funciona aquí? ¿Qué?

Funcionan las bromas absurdas, metáforas de la inseguridad de algunos tan inseguros que apenas se dan cuenta de sus propios caminos.
Funcionan las seducciones sin seducción, sin miradas de soslayo y sin roces palpitantes: sólo los vómitos de esperma y los contagios de saliva sin promesas.
Funcionan los gritos, los chillidos caóticos, lo que perturba el horizonte: eso funciona, mejor que cualquier otra cosa.
Funcionan los discursos eminentemente preseleccionados y basados en los clichés más manidos siendo, sin embargo, los más imitados y reconocidos.
Funcionan los llamamientos a las armas, las noches de insomnio premeditado atufando audiencias con sermones ante los que el mismo Lenin se postraría avergonzado; sermones revolucionarios a los pies de un Ipod Touch de 20 gigas.
Funcionan las carcajadas, no las risas; los golpes, no las danzas; los delitos, no las travesuras.
Las mentiras funcionan, las grandes mentiras, las ficciones compartidas y convertidas en leyes inquebrantables.
Funcionan los sueños de aquellos que ni siquiera se atreven a soñar.
Ante todo, funciona el miedo, la intimidación, el sarcasmo de la violencia. La convicción del sutil poder de arrastre de las masas. Y la sutil disposición de las masas para su arrastre.
Funcionan las máscaras, los disfraces, los telones tupidos y cubiertos de verborrea. Lo opaco de las miradas. Lo sucio de los despertares. Las conversaciones sin contenido, las noches con droga y los cariños superfluos.
Los adioses que no duelen. Esos funcionan.

Calando al mundo mientras, astuto, ensaya su coreografía de anhelos.

(Disculpad mi silencio. A veces, para mirar desde fuera, hace falta algo más que dos ojos empapados: un tiempo ajeno a la vorágine y un corazón tan fuerte que consiga soportarla).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quiero pensar que no es así, pero a veces me caben pocas dudas al respecto.

Un beso.