viernes, 19 de septiembre de 2008

(Des)confianza

Otro post con tintes autobiográficos. Sin embargo, no lo escribo para desahogarme o a modo de revancha, sino más bien para preveniros. Resulta bastante estúpido creer que voy a conseguir algo lanzando un "mensaje" ya por todos conocido a una ínfima parte de la humanidad, las pocas personas que leen este blog, pero aún así, creo que debo de hacerlo.

He sido traicionada. No por primera vez, desde luego, mi corta pero intensa vida está llena de agravios y malintenciones, pero esta vez ha dolido más que nunca. Quizás porque se trataba de algo inesperado, de un ataque por la espalda que, además, me ha pillado sin armadura. Quizás por eso...
Las causas de la traición son todo un enigma para mí (¿qué beneficios consigue esa persona hundiéndome en la más austera de las miserias?); las consecuencias aún están por llegar: por lo de pronto, una de ellas (convertirme en el hazmerreír de gran parte de mi entorno) ya ha hecho acto de presencia. Lo que sí sé, y a ciencia cierta, es cómo podría haber evitado la situación que ahora me quita el sueño. Simple y llanamente cerrando la boca.

Todos aquellos que me conocéis (y aquellos que no, ¡atención! ¡ahí va otra pista sobre la misteriosa autora del blog!) sabéis perfectamente que cojo confianza con facilidad y tiendo a compartir ciertos pensamientos que probablemente deberían confinarse a lo más hondo de mi mente y quedarse allí, como monjas de clausura. Aún así, los comparto. ¿Por qué? Por una parte, porque en ciertos momentos siento una necesidad imperiosa de hacerlo; tengo que poner en común ideas y sentimientos que me inquietan, en el buen y en el mal sentido, para poder digerirlos y sobreponerme a ellos. Digamos que, en el puesto de Robinson, no aguantaría ni dos días, y Viernes terminaría en un manicomio de tanto escuchar mis chismes. Por otra parte, y esto no hace más que mostrar mi ingenuidad, lo comparto con mucha gente, mas cuando lo hago realmente creo que mi interlocutor merece saberlo, que no va a traicionarme. Conozco a personas y personas, más simpáticas, más apáticas, más extravertidas, más reservadas... y en ese momento siempre pienso que la persona con la que estoy compartiendo mis sentimientos será LA persona, ésa que jamás utilizará la información en mi contra. Me dañan una y otra vez, y yo continúo pensando que esa será la última vez que me ocurra, que las personas que voy a conocer a partir de entonces serán sinceras y honestas, y que nunca me fallarán. PENSAMIENTO ERRÓNEO.

Hoy he llorado. Lágrimas por alguien que, probablemente, no se las merece. No ha sido la primera vez y (me conozco) probablemente no será la última. Y así con todos, todos, todos... Llega un momento en que, a base de golpes, incluso me creo que he aprendido la lección. Que todo esto ha servido para algo, que por fin me voy a callar. Y entonces alguien aparece con una sonrisa de oreja a oreja, me toma del brazo, me pregunta qué tal, se sienta a mi lado, me anima a contarle qué me ocurre... y vuelvo a caer en la trampa. Siempre caigo en la trampa...

Confiad en vosotros mismos... como véis, yo no puedo hacer ni eso, pues yo misma me traiciono. Vigilad bien a vuestra sombra (la mía tiene pinta sospechosa) y no descuidéis vuestras palabras. Sería maravilloso vivir en un mundo donde se pudiera ser 100% sincero sin sufrir ninguna represalia... pero este mundo dista mucho de ser maravilloso.
PD: A todos los que vais a vivir conmigo este año y a los que, por un motivo o por otro, no os resulto del todo antipática, os pido un favor... ¡animadme a seguir la sana costumbre de la prudencia!

3 comentarios:

lamotta dijo...

Yo ya te he prevenido más de una vez, pero desoyes mis consejos, como buena humana ;).
Esta entrada tiene muchas cosas que matizar, pero, resumiendo(porque acabo de tragarme cinco pelis y estoy algo cansado), te diré que deberías:
a)escoger mejor tus amistades. Con eso no quiero decir que no escojas bien, sino que no "escoges". Vamos, que hagas de vez en cuando una pequeña selección, que te mereces algo más que cualquier cosa. la confianza es fabulosa, y las puñaladas traperas son algo de lo que es difícil escapar. Pero al menos podemos intentar que ocurra la menor cantidad de veces posible.
b) que escojas mejor todavía qué cosas contar a la gente. Sé que si te presiono un poco(en el sentido menos violento de la palabra) me dirás quién te ha apuñalado. Pero prefiero que no me lo cuentes. Y mejor no lo vayas aireando. Esas cosas no son buenas.
c) tú vales más que nadie. bueno, para mí yo valgo más que nadie, pero céntrate en tu parte ;). ¿Me entiendes? Esto es en lo que más has de hacer hincapié. Tú vales lo que tú quieras valer, lo que tú te hagas valer. Y punto.

Un beso. nos vemos pronto.

Makiavelo dijo...

Bueno, simplemente darte ánimos.

Tendrás que hacer una selección en tu entorno.

Saludos.

G. dijo...

"esta vez me ha dolido más que nunca"


Hazte a la idea de que después de esto, llegará algo peor... la lógica es sencilla: Cuando te ocurre algo normalmente aprendes, si te vuelve a suceder duele menos, así que lo siguiente por lo que sufras, será necesariamente peor (o quizá solo diferente).

Y acostúmbrate a que, en esta vida, la gracia está en los golpes, en aprender a encajarlos, no a evitarlos. Es la única manera de aprender, de madurar, de convertirte, con los años, en la abuelita a la que pedirán consejos sus nietos.