Como antes he mencionado, no es raro ni inusual que las personas se unan, pero normalmente lo hacen para alcanzar algún tipo de beneficio que les traerá bienestar individual, una meta que no son capaces de conseguir solos. Porque si no, lo harían. No quiero con esto decir que no existan sentimientos como el amor o la amistad, claro que existen, pero cada vez son más superfluos y se difuminan junto a una serie de fusiones por puro interés que se aparecen en varios ámbitos de la vida.
Todos conocemos el refrán de "más vale solo que mal acompañado" pero, sin embargo, no siempre es sencillo ponerlo en práctica. La soledad tiene muchas ventajas pero, a la larga, acarrea muchos y aciagos inconvenientes que sólo es capaz de mitigar la compañía. Incluso aunque esa compañía no sea la más deseada. No nos es ajeno el pensamiento de "anda, haz un esfuerzo, sal con esta gente, aunque te caigan mal...". Lo mismo ocurre con las relaciones amorosas o, mejor dicho, las sexuales. Llegado un momento de avidez de carne, el coyote se lanza al cadáver, aunque esté comiendo carroña. Cada vez es más generalizado lo de "me lié con ella porque quería liarme con alguien" o "no me gusta, pero es que tenia ganas de...". Es la pura verdad. Pero, ojo, lo socialmente aceptado no es siempre lo mas correcto (últimamente descubro, que mas bien al contrario).
Pues bien, el espíritu que yo denomino de compañerismo, es un espíritu fuerte y obstinado, un sentimiento altruista que nos invade en ciertas ocasiones (pocas) de nuestra vida, un sentimiento que nos empuja a ayudar a alguien aun a pesar de no recibir nada a cambio. En malos momentos de nuestra historia, la gente sentía más compañerismo, quizás por pura empatía. En la guerra y la posguerra, se escondía en casas familiares a fugitivos del régimen, incluso con el peligro para tal familia que ese "polizón" acarreaba. Eso era compañerismo. Cuando, en épocas de hambruna, la gente que tenia un mendrugo de pan lo cortaba a la mitad para repartirlo con sus vecinos, estaban perpetrando un acto de compañerismo. E incluso al amor de madre, ese amor incondicional y lógico de las madres a aquello que sale de sus entrañas, aunque las haga sufrir, se lo podría llamar en cierto modo "compañerismo".
Bien es cierto que es mucho más fácil ser buen compañero en momentos duros que en momentos buenos; cuando todo va bien, los demás no nos necesitan, no tenemos que ayudarles en nada. Sin embargo, volviendo al tema de la sociedad que nos ocupa, últimamente parece que el compañerismo esta en peligro de extinción, quizás será por el estado de bienestar (porque si, somos privilegiados, a pesar de la susodicha crisis económica). Aunque la típica pregunta de entrevista de trabajo sea "¿Y sabes trabajar en equipo?", la verdad es que poco importa ya que cada vez se desempeñan mas trabajos individualmente, trabajos que además servirán para medrar en la empresa, por lo cual tampoco nos interesa mucho que nuestros compañeros se vean beneficiados. Solamente se muestra un poco de compañerismo actualmente en las manifestaciones o movilizaciones, teniendo en cuenta, claro, que muy frecuentemente son para conseguir beneficios para las personas que acuden a ellas.
Con todos estos desesperanzados pensamientos estaba yo el pasado jueves, cuando empecé a ver el partido de la selección, y algo tan estúpido como eso, tan poco profundo y, en principio, ajeno a todo lo que acabo de explicar, me hizo recuperar un poquito de ilusión. Cuando Villa se lesionó, lo
sustituyó
C de ceder, C de cimientos, C de caricia, C de caballerosidad, C de clamor, C de consuelo, C de cariño. C de capacidad, amigos, ¿aún queda capacidad de compañerismo?
1 comentario:
Te recomiendo fervientemente que uses tu capacidad de síntesis(que seguro que la tienes) y, así, reduzcas la extensión de los textos, porque si no no habrá ser que se lea lo que escribes. He leído dos pero no más...
Por lo demás, muy bien el sitio este, no siempre se encuentra uno un blog con buen lenguaje y perfecta ortografía.
Ah, y en relación al compañerismo...no estoy del todo de acuerdo. Creo que hoy día se venden muy bien los valores relacionados con la parte menos miserable del hombre, como el altruísmo o el simple compañerismo. Aunque no todos, y aunque la sociedad tiende al anonimato, creo que las relaciones más cercanas van poco a poco ganando terreno. La pareja ahora se sustenta en el amor, porque si no hay amor no hay pareja(y hace unos pocos años el divorcio era impensable, por ejemplo).
Un abrazo, Arantxiña(sí, sí, con tx).
Julen
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