martes, 17 de junio de 2008

Irlanda o saber decir NO



Cuando leo los titulares de todos los periódicos en la sección de Internacional, no puedo evitar recordar aquella campaña antidrogas en la que, tras soltar la perorata de las malas consecuencias de las mismas, salía una mano negra con el eslogan "hay que saber decir no". Parece simple y evidente, pero sin embargo, para ser un monosílabo, el no es una de las palabras que más nos cuesta responder en nuestra vida cotidiana, en todos sus aspectos. En el aspecto político la República de Irlanda nos está dando una lección de autoestima y orgullo sabiendo decir no.

"Europa se desmorona", "no vamos a permitir que 3.000.000 de habitantes fastidien un proyecto de unión", etc. Más bien diría un proyecto interesado fruto de una fallida constitución europea; un proyecto del que apenas se ha dado información, por miedo a que vuelva a caerse, cuando la constitución debería surgir de la soberanía de los pueblos; de un texto un tanto oscuro que, abogando por la democracia, la eficacia y la transparencia, ampara otros proyectos, por ejemplo, un proyecto militar, del que la autora de estas líneas está fervientemente en contra.

Soy la primera que cree que la unión hace la fuerza, que todo lo que permita mejorar a los pueblos y las naciones que habitan no sólo Europa, sino el resto de continentes, es positivo, pero no esto. La UE, por desgracia, no se está convirtiendo más que un programa de rendimiento económico disfrazado de unión político-social. El Tratado de Lisboa se reafirma en una política neoliberal que ayudaría a las grandes empresas europeas a ponerse a la par de las más importantes del mundo, todo esto, por supuesto, a costa de la precarización de los derechos de los trabajadores. No se menciona el derecho a un empleo digno, se pondrán cada vez más trabas para convocar huelgas laborales y se habla de (palabras textuales) "una mano de obra adaptable a las necesidades del mercado". Si se lee entre líneas, aparece la palabra explotación, lo cual desemboca, espontáneamente, en la sorprendente noticia, también de actualidad, de la jornada laboral de 65 horas, aunque esa se merece un post para ella solita.

Volviendo al tema del Tratado de Lisboa, se fija como principal criterio una economía abierta y de libre competencia, es decir, un capitalismo salvaje auspiciado bajo los estados, que tendrán libre albedrío para privatizar los que ahora se llaman "servicios económicos de interés general": los servicios públicos de toda la vida. No quiero caer en una dinámica panfletera, pero creo que de ratificarse el tratado, en lugar de vivir en el paraíso que prometen los que se llaman europeístas, formaríamos parte de lo que el movimiento obrero y revolucionario de principios del siglo pasado bautizó como "la Europa de los mercaderes".

Además de todos estos detalles escabrosos, que hay muchos más, desde luego, se da un caso que yo toco con un cierto sentimentalismo: el prurinacionalismo europeo en el Tratado de Lisboa. En el tratado, se proclama la primacía de los estados frente a las naciones y se niega el derecho a autodeterminación de cualquier pueblo (se siente, Ibarretxe). Además, no se reconocen las diversidades lingüísticas ni culturales de cada una de las naciones sin estado que integran la Unión Europea (en eso convergemos todos los pueblos celtas)... aunque (aclaración para mis amigos no-galegos/vascos/catalanes), como ya anuncié al principio del párrafo, esto no es más que otra perla ofrecida por el tratado, ni más ni menos importante que las demás.

En conclusión, la integración de mercados y la liberalización del comercio no son sinónimos de mejorías en la vida diaria de los europeos que no forman parte de las élites, y eso es lo que debería interesarnos como propios afectados.

Irlanda, como único país que sometió a referéndum abierto el Tratado, ha sabido decir no. Sus 3.000.000 de votantes han plantado cara a 490.000.000 de europeos que esperaban con expectación su respuesta. Y esto no significa que el proyecto de una Europa unida no pueda seguir adelante: significa que no somos tontos, y que se conseguirá un tratado, una constitución o como demonios se quiera llamar cuando se fijen unos objetivos claros de evolución de las condiciones de vida de los ciudadanos, no de mejoras económicas a gran escala con consecuencias ruinosas para políticas sociales y territoriales.
Irlanda ha dicho no. Lo que para algunos es arrogancia, para mí es sabiduría y fe en las costumbres democráticas. Y es que, como bien dice mi madre, "si tú no miras por ti, ¿quién va a hacerlo?".

3 comentarios:

Óscar Valero dijo...

"Irlanda ha dicho no. Lo que para algunos es arrogancia, para mí es sabiduría y fe en las costumbres democráticas."

Irlanda ha dicho que no porque las ayudas a sus agricultores se les van a acabar en favor de rumanos y polacos por ejemplo. Ha dicho que no porque contempla el aborto. Y ha dicho que no a pesar de que ese "capitalismo salvaje" como tú lo llamas, les sacó de la pobreza a la prosperidad. La oposición, para hacer caer al gobierno, achaca todos sus problemas a Europa. 3 millones de europeos no pueden ser tan decisivos para la construcción europea. Los rumanos tienen derecho a percibir dinero en detrimento de los más avanzados (ahora nos toca pagar también a los españoles, no sólo a los alemanes). Por qué los ejercicios de democracia en favor de la opinión de uno son responsables y los que van en contra (como el sí de España a la Constitución Europea) son irrelevantes. ¿Donde está la voz de los países que votaron a favor?

Por cierto, nadie en España ha alzado la voz contra la aprobación del gobierno del tratado. No ha habido manifestaciones públicas.

Arancha R F dijo...

a)Me considero española y, aunque esta no es una manifestación pública (lo reconozco) puedes calificarla como privada si quieres, y como la mía hay muchas voces, sobre todo en mi tierra natal.

b) Creo que mi última frase ("si tú no miras por ti, ¿quién va a hacerlo") no se contradice en absoluto con lo que tú dices: Irlanda ha votado lo que es mejor para ella.

c) La voz de los países que votaron a favor está en los titulares de todos los medios de comunicación de los países occidentales.

d)Si por algo se caracteriza el género de la opinión es por exponer la opinión del/la que lo escribe, tan lícita como la tuya o la de cualquier otro.

De todos modos,gracias por leerme.

Buenas tardes, y buena suerte.

Ahora o nunca dijo...

Me alegra ver que hay gente que se preocupa por estas cosas.

Me parece que el Tratado de Lisboa, como en su día la Constitución Europea, peca de poco accesible para los ciudadanos. Si bien es cierto que el texto íntegro se puede leer en internet, no existe conocimiento del mismo por parte de la ciudadanía.

Por supuesto que si quieren decir que no pueden hacerlo, lo que me pregunto es cuántos de esos noes (o síes) estaban bien fundamentados. Otro tema es el peso que pueda tener la negativa de un país frente al resto de la Unión.

Lo que me preocupa son las medidas importantes que se están tomando sin el conocimiento de la gente. Tengo la sensación de que si los irlandeses han votado no es porque a uno de sus partidos le interesaba esa posición.

He intentado leer parte del tratado y no encuentro puntos muy objetables, parece que no hay medidas económicas y lo que establece es unas instituciones más democráticas, pero insisto en que considero que tenemos poco acceso a un análisis imparcial del texto.

Lo incomprensible es que si promueven avances como los que supuestamente defiende el Tratado después retrocedan en aspectos como el que comentas de la jornada de 65h, en un aparente intento de no elevar demasiado los estándares en Europa del Este para no lastrar su economía. Medidas como ésta son las que digo que parece que se aprueban por lo bajo, sin hacer mucho ruido, y que nos hacen tomar un rumbo y defender un sistema que pocos ciudadanos aprobaríamos.

Estoy empezando también un blog (http://ahoraonuncablog.blogspot.com/) en el que pretendo tratar este tipo de temas. Investigando un poco sobre ellos me he llevado muchas sorpresas desagradables y he podido comprobar que hay mucho más de lo que nos cuentan los periódicos.

Mucho ánimo y suerte con tu nuevo blog.