jueves, 21 de agosto de 2008

Por si esa fuera yo...

Recién llegada de Polonia (viaje al que le dedicaré un post en breves) me veo en la obligación moral de relatar algo que me ocurrió durante el trayecto. Supongo que, si vivís en este mundo, estaréis al tanto del terrible accidente de avión de la T4. Pues bien, antes de que esto se produjera, en mi vuelo de ida a Polonia, mi avión sufrió serias complicaciones en el aire. Afortunadamente, no pasó nada grave y los problemas se solucionaron, pero llegaron a vivirse escenas de mucha tensión e incluso hubo gente que se hirió levemente, ya que caímos de forma brusca y el avión se tambaleó muy violentamente. No quiero revivir lo que pasó; ya bastante tenemos con el accidente de Barajas, pero he de decir que en aquellos momentos en los que no sabía si mi avión se iba a caer, miles de pensamientos se agolparon en mi cabeza. No sé si es verdad eso de que, antes de morir, toda tu vida se te muestra en imágenes, pero a mí me ocurrió algo parecido. Recordé hechos y personas, personas que han pasado por mi vida desde que era pequeña. Recordé actos, más y menos importantes, situaciones embarazosas, momentos de placer, orgullos, penas...
La cuestión es que caí en la cuenta de que, si hubiera muerto en ese avión, no dejaría más que dos pares de caras descompuestas (las de mis familiares). Y eso me asustó. Me asustó incluso más que la posibilidad de muerte que se respiraba en el ambiente. Cuando pisé tierra firme, me dije a mí misma que tendría que empezar a vivir de modo que, si el próximo avión que cogiese fuese el elegido para estrellarse, mi legado fuese algo más que una decena de personas que pensarían "vaya, pues yo la conocía" y seguirían con sus quehaceres. Desde luego, también pensé en todas las cosas que me gustaría hacer y no he hecho, aunque, reflexionándolo mejor, hay muchas cosas que quiero hacer pero que todavía no puedo hacer, y (sobre todo) muchas cosas que deseo y que no dependen de mí. Por eso, lo que hoy "proclamo" (por decirlo de alguna manera) no es tanto el carpe diem como el deseo de trascendencia de los actos. No significa esto que a partir de ahora todo lo que haga tenga un profundo simbolismo, pero sí que quizás debería decirles a algunas personas que... las quiero; a otras que... no me parece bien lo que hacen (decirle que las odio sería muy cruel) y etcétera. Si mañana volviese a estar en peligro, en un avión o en cualquier otro lugar, me gustaría tener la certeza de que no soy insignificante, al menos para alguien. Sé que es complicado, pero (quizás por mi forma de ser) hay bastante gente que conmigo lo ha logrado. Bien es cierto que soy una persona que hace demasiado caso a lo que le dicen los demás, que coge cariño muy rápido y a la que le cuesta olvidar (no seáis así) pero en esos instantes de pánico en el avión, me di cuenta de que hay muchas personas que, seguramente sin saberlo, han marcado mi vida de una u otra manera. Personas que se cruzaron conmigo tan sólo por unos instantes; personas que siguieron mi trayectoria durante años; personas casi desconocidas; personas con las que intimé; personas que me traicionaron y que me hicieron (...o hacen...) daño. Y, aún así, ahí estaban, en los que yo creí mis "últimos" pensamientos. Simplemente por una frase a tiempo, por un gesto, por un abrazo, por un insulto o quizás sólo por estar. Por ser.

A eso aspiro. A que una sola mirada, una sonrisa, una palabra o una crítica mía sobrevivan al holocausto del olvido. Mientras me esfuerzo por lograrlo, intentaré no coger ningún avión...
PD: Quizás este comentario sea completamente gratuito pero... estoy segura de que muchos de los que ahora estáis leyendo esto aparecisteis también en mis pensamientos en aquel momento de angustia.

2 comentarios:

Mariano dijo...

Es normal pensar en esas cosas cuando algo te asusta y piensas que tu vida va a terminar , pero hay que verlo con un poco de perspectiva ya que si hasta ese momento no estabas descontento con tus actos anteriores no sea necesario cambiar de golpe. Si por el contrario no estabas muy contento con tu vida anterior puede ser un toque de atencion para volver a empezar.
Como otras veces mis pensamientos sobre esto aplicados a ti me los guardo para comentarlos contigo.
besos

lamotta dijo...

Quizá haya mucha gente a la que te aparecerías en sus últimos pensamientos pero tú no lo sabes...

Por otro lado, como reza el anuncio-genial, por cierto-, nadie se despierta una mañana y dice, "hoy, voy a ser una persona mediocre".

Y, finalmente, no estoy seguro sobre lo que opinar en relación a "perdurar". Por un lado, te diría que "lo nuestro es pasar", y bueno, hoy todavía sabemos qué es la penicilina pero nos importa un huevo Victor Flemming, no sé si me explico.

Un beso