
La duda se siembra sobre la tierra
(y se encharcaron las cosechas
como ánades evacuados)
esperpéntica
pacífica
plagada de alambradas de seguridad
y de susurros de certeza.
Nada cambió,
sólo la lluvia,
porque desde entonces los niños
ya no juegan a arrancar tubérculos,
las caléndulas
se retuercen en su senectud
y tú y yo
ya no ponemos espantapájaros.
ya no ponemos espantapájaros.
1 comentario:
Debe ser que perdiste tu inspiración, pero a mí me gusto mucho tu texto, que lo sepas!
Brindemos por un mundo lleno de colores... mua!
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