martes, 28 de abril de 2009


Hoy, ni gripe del cerdo ni cumbre del G 20. Incluso demasiado cansada como para verterlo todo en forma de metáforas absurdas en un poema. Hoy, sólo quiero hablar. Algo tan fácil, tan sencillo como sentarme frente a una cara sin expresión, o con ella, aunque sea de hastío. Y hablar.
Quizás porque es lo más primario, lo más instintivo, comunicarse. De hecho, ¿por qué si no estaría yo escribiendo esto aquí en lugar de un diario o en cualquier folio en sucio que se perdería entre la maraña de mis apuntes caducados? Puede que porque, en mi ingenuidad, creo que de este modo, aunque indirectamente, sí me comunicaré con alguien. Un alguien que comience a leer el post por casualidad, que quizás lo deje a la mitad ya harto de mis plantos; que quizás lo termine para resarcirse un poco más en mi miseria. Pero que lo lea, a fin de cuentas.

Harta de que nada tenga sentido para nadie; de que nada sea importante para nadie; de sentirme completamente extraña en un mundo de arcoiris teñidos de burla. Vuelvo a sentirme así, hoy, sin asideros, sin esposas que me encadenen a algo que me importe lo más mínimo .
Hoy muero intestada, sin legado. Seré una muerta no llorada.

Hoy me siento como un árbol octogenario sin raíces y, lo que es peor, sin hippies de pies descalzos que se encadenen a su tronco para evitar su tala. Como un caniche abandonado en la perrera junto a miles de bulldogs que le dirigen incisivos llenos de babas y de rabia. Como un caballo cojo a punto de ser sacrificado sin jinete que derrame una lágrima por su grupa amarillenta.
Sin nada y sin nadie, vacía como un cenicero que sólo alberga colillas, recuerdos de viejas candencias ya consumidas.
Vacía y, sin embargo, tan llena... Llena de un nosequé que no me dejan compartir, ansiosa de un aquelarre, de sobrevolar las noches con la magia que alguien se empeña en que permanezca dormida pero que yo sé que reside en algún rinconcillo de esa esperanza que aún me queda entre lamento y lamento.


Siento los párpados llenándose de lágrimas tan testarudas que se esfuerzan por no sucumbir a la fuerza de la gravedad, consiguiendo con su trabajo prolongar un poco más ese estado inconscientemente agónico de detenimiento de la melancolía. Hoy moriría por poder morir si morir fuese volver a empezar convertida en otro alguien. Hoy, caería en forma de lluvia sobre los cabellos de los amantes; sobre las primeras carreras de los niños; sobre las baldosas secas que esperan impacientes su líquida humillación. Hoy, recubriría las suelas de los tacones más altos, cosa que nunca he sabido hacer sin cierta ridiculez; empaparía los calcetines de algodón de ese modo del que me gustaría empapar los corazones, precipitaría mis gotas insolentes sobre cada rostro que buscase la sorpresa del tacto, como el mío en este instante, tan impoluto, tan inocente, buscando la ebriedad de la fricción, caería como lluvia...

... y, sin embargo, no, sigo siendo yo, siguen siendo mis lágrimas y mi soledad, sobre todo ella, la única que se sienta frente a mí, con su cara sin expresión a escuchar mis pesares. Porque el resto del mundo está demasiado ocupado en su verano infinito, ése en el que nunca llueve...

3 comentarios:

G. dijo...

Las cosas tienen el valor que tú les das, y tú lo tienes precisamente porque das valor a esas cosas, no porque esas cosas te lo dan a ti.

Los seres humanos estamos condenados a vivir con carencias, a destinar la vida a una eterna búsqueda. Los que tienen suerte, al menos se dan cuenta cuando están a punto de morir de todo el amor que han acumulado, y de todas las cosas que han vivido.

Te daría consejos, pero no sé. No sé hasta qué punto las situaciones traumáticas que has sufrido te han llevado a desear incluso la muerte. Las mías me animan cada vez más a vivir, al contrario. Siento incluso ansiedad por llegar a más.

No sé... creo que dejar de sentirte así está sólo en tu mano.

G. dijo...

Otra cosa. Sé que no es con ninguna intención pero eso de... "Porque el resto del mundo está demasiado ocupado en su verano infinito, ése en el que nunca llueve..." suena insultante.

Un besito, pequeña.

Anónimo dijo...

wapa...tienes talento, tienes un camión llenito de oportunidades, y muchos más bla bla bla.. pero eso no te va a sacar de ningún sitio si aprovechas cada mierda que te encuentras para restregartela por la cara.

Todos nacemos, estamos y morimos solos... la mejor compañia tienes k ser tú, pero para ti misma..y sólo entonces (aunk esto sea más o menos lamentable)serás una "buena" compañía para los demás..

seguro k la teoria te la sabes.. no digo k sea fácil..

..alimenta esa esperanza, entonces.


un beso.