el vaticinio de un ocaso
que pudo haber sido, con la venia,
cuna y abrigo de dioses .
Una lástima porque,
quizás,
ese potencial estimado
se nos perdió en los hedonismos
donde encadenamos el mundo
a esferas de cólera
y no sepultamos el deseo
presa de tentáculos fútiles ;
ahora caminamos sin ánima
y sin pies, y sin camino.
Búsqueda del eterno anfitrión
que nos aguarda entre los despojos.
Muchos, mientras tanto,
construyen hoteles
y se encargan de ofrecer virutas
a los huéspedes cansados.
Esa nunca fue la victoria.
Pero hoy el escudo se me derrite
y, aun a puertas del averno,
quisiera encontrar un felpudo
que dijera welcome home.

1 comentario:
Uy!! Me da que a la vuelta de tierras yankis has traido la maleta bien cargadita de inspiración.
Miennnnnnn!!!
(Y yo que lo disfrute)
Un besote guapa!
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